Sanar desde nuestra creatividad y desde el movimiento natural del placer recuperado.

A veces múltiples terapias ya no bastan para resolver el síntoma, el sufrimiento, el límite. Llega entonces el momento de proceder de otra manera. …y se hace necesario cambiar radicalmente nuestra percepción de aquello que plantea problemas.

La gravedad y el sufrimiento estrechan nuestra conciencia y nos desconectan de nuestros recursos. Nos olvidamos de lo que nos complace, de lo que nos da alegría, nos olvidamos de sentirnos vivos.

En el proceso terapéutico, suponemos que es necesario encontrar el origen del problema para que este desaparezca, y muchas veces esto es cierto… ¡e insuficiente! Suponemos que hay que llorar, sufrir. Pero esto solo son creencias… Puede que ese problema que genere nuestro sufrimiento no haya aparecido para impedirnos vivir, sino, al contrario, para traer a nosotros otra experiencia de lo que llamamos Vivir. La vida es como un movimiento permanente de evolución. Si la oruga quiere quedarse dentro del capullo… se muere. A veces en nuestra vida queremos detener, congelar las cosas, sin que esto sea forzosamente consciente. Pero, igual que el movimiento de la vida impulsa a la oruga en su transformación, si nosotros nos oponemos a ese movimiento, lo interpretamos como un problema. Aunque se trata de un movimiento natural de transformación. A veces la zona de confort de nuestro psiquismo se convierte en la cárcel de nuestra EVOLUCIÓN.

Así, el cambio se convierte en un cambio de la estructura de aquello que nosotros tomábamos por nosotros mismos o por nuestra vida, y sanar ya no es resolver el problema, sino trascender la estructura del problema. TRANSCENDER podría definirse como reconocer el aprendizaje que nos aporta el problema y dar prioridad a nuevas creencias y nuevos valores para sentirnos plenamente vivos.

La descodificación, desde su origen, hace de enlace, de bisagra entre lo abstracto y lo concreto, entre las emociones, la historia, las creencias – y el cuerpo, los síntomas.

Evolucionar, sanar, encontrarse mejor, transformarse, quiere decir llegar a nuestra estructura y permitirle cambiar, dejarse fertilizar, definitivamente. Y esto mediante nuevos conceptos y nuevos modelos prácticos – no psicológicos o dolientes, sino de un gozo que está por nacer. La mariposa no ha rechazado su vida de oruga, ha tenido que desidentificarse de eso para reinventarse.

JGS

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